Nos conocimos una noche,
de esas salidas espontáneas.
Una cuestión de dos cervezas
y conversaciones foráneas.
Entonces nos besamos
y mi noche se pinto blanca.
Un canvas inexplorado
listo para ser pintado.
Después la besaste
y no pude evitar que me importase.
Mi mente no lo entendía,
pero a mi cuerpo le incumbía.
Así nuestro beso se olvido
y yo me quede sin color.
Un beso perdido
recordado sin valor.